La casa payesa ibicenca

Ninguna casa payesa, ninguna granja ibicenca es igual a otra, aunque todas tienen ciertas características en común que las definen , que definen su propia arquitectura, como sucede aquí, en Can Toni Xumeu.
Estas características generales de la propiedad original son las siguientes: Materiales : Construidas por el propio campesino, se construyen esencialmente de materiales que se encuentran en el mismo lugar: piedra seca, vigas de sabina para el techo, y para la cubierta arena, arcilla y alga.
Situación :
La casa está (siempre que se puede) como lugar ideal, ubicada en un punto alto de alguna colina o ladera, con rocas como cimientos naturales, aprovechando las características topográficas y la pendiente del terreno. Aprovechando así al máximo las tierras favorables para el cultivo.
Orientación:
La entrada casi siempre está orientada hacia el sur, dejando atrás la montaña, protegida de los vientos del norte y recibiendo así continuamente luz del sol.
Ausencia de adornos:
Se muestra como una vivienda austera, muy práctica y funcional, rodeada de campos y totalmente adaptada a las necesidades del momento en que se construyó. Más tarde llegarían elementos decorativos como arcos y balaustradas de madera con formas talladas, pero son bastante discretos y se concentran solo en la fachada principal.
Protagonismo de las fachadas:
El tratamiento de las fachadas revela una clara jerarquía entre la fachada principal, blanqueada con cal , y las otras fachadas ( o los otros “vientos” ) simplemente enlucidas o expuestas. Del mismo modo, los pocos elementos decorativos que se pueden encontrar en la finca original se concentran en la fachada principal.
Las paredes son anchas, de casi un metro, y están compuestas de piedra seca y mortero. La mayoría de las paredes están encaladas tanto en casas como en iglesias, aunque a veces aparecen desnudas mostrando la piedra. Las paredes que enmarcan el edificio pueden tener una forma de paredes empinadas ( da la sensación de que las paredes no están rectas ) y es que se les da mayor espesor en la parte inferior para reforzar la estructura y cumplir además con la función defensiva que tenían antiguamente.
Las ventanas son pequeñas y antiguamente no tenían cristal, más estrechas en el exterior que en el interior, emulando una fortaleza. Los continuos asaltos y saqueos de piratas durante siglos forzaron esta doble función de las granjas. Otra función de las ventanas era proteger el interior del sol en verano, contribuyendo así al aislamiento de la casa.
Los techos son planos y originalmente consistían en tres capas: una de madera de sabina, una de cenizas y plantas marinas (posidonia oceánica) y una capa de arcilla, que actuaba como aislante e impermeable. Estos techos planos sirven para recoger mejor el agua de lluvia que se canaliza de techo a techo de las diferentes habitaciones hacia una cisterna exterior, una reminiscencia completamente heredera de los siglos de dominación árabe.